MOTIVACIÓN:

Agradecer la poderosa intercesión de María Auxiliadora, reconocida por Don Bosco como la verdadera Fundadora de la obra.

FRASE BÍBLICA:

“Mi ayuda proviene del Señor, creador del cielo y de la tierra.” (Sal 121, 2)

REFLEXIÓN:

Don Bosco inculcó a sus misioneros la confianza incondicional en Jesús Sacramentado y en María Auxiliadora. Cuando los medios materiales no abundaban y las dificultades parecían insuperables, él les aseguraba: "Confíen cada cosa a Jesucristo Sacramentado y a María Auxiliadora y verán lo que son milagros". Esta convicción mariana no es una devoción sentimental, sino el reconocimiento teológico de que, cuando el hombre hace todo lo que está a su alcance, Dios, a través de su Madre, hace el milagro.

En los momentos de dificultad, como los que enfrentaron Mons. Cagliero y otros, el auxilio del Cielo no faltó. Hoy, al agradecer este legado de fe, se nos pide renovar nuestra devoción filial a la Madre. Ella es el camino más seguro y corto para llegar a Jesús, especialmente en la misión, donde las fuerzas humanas se agotan y la oposición es grande. Ella nos recuerda que la misión es de Dios y que nosotros somos instrumentos de su amor.

COMPROMISO:

Dedica un momento de oración diario a María Auxiliadora, pidiendo por una necesidad misionera específica de tu entorno.