MOTIVACIÓN:

Agradecer el origen divino de la misión salesiana, que nace de la fidelidad de Dios y se concreta en el corazón de Don Bosco.

FRASE BÍBLICA:

“Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste.” (Jn 17, 23)

REFLEXIÓN:

La misión salesiana no fue un proyecto humano de expansión, sino el eco de un sueño sembrado por Dios en el corazón de un joven sacerdote. Don Bosco, a pesar de sus dudas iniciales y las grandes dificultades, supo discernir la voz del Señor que lo llamaba a ir “más allá”, a los confines de la tierra. Agradecer hoy es reconocer que esta obra es, ante todo, de Dios, quien “ha guiado cada cosa en cada momento”, como él mismo escribió en las Memorias del Oratorio. Esta certeza nos infunde humildad y gratitud.

Recordamos con asombro la generosidad de los primeros diez misioneros que, como atletas audaces, partieron a lo desconocido un 11 de noviembre de 1875. Su valentía es un testimonio de fe viva y de respuesta radical a la llamada. Al agradecer su gesta, la Familia Salesiana de hoy renueva su compromiso de custodiar este legado, entendiendo que cada obra, cada casa, cada presencia en el mundo es fruto de aquel primer "sí" y de la guía incesante de la Providencia.

COMPROMISO:

Escribe una oración de acción de gracias por los 150 años de la misión salesiana, comprometiéndote a ser fiel al "sueño" de tu propia vocación.